El camino de Fausto
hace 58 meses.

Fue diagnosticado con autismo y a pesar de los pronósticos desalentadores Fausto terminó la secundaria y hoy estudia diseño multimedia en la Universidad de La Plata. Es el primer joven con autismo en ingresar a una universidad pública.


Por: Pablo Strozza

Mercedes Torbidoni tenía 30 años cuando nació Fausto, su cuarto hijo. Un chico que, de a poco, comenzó a diferenciarse de los de su edad: era demasiado tranquilo, no fijaba la mirada, no respondía a los llamados, y ciertas palabras que escuchaba o decía se transformaron en ecolalia (según el Diccionario de la Real Academia Española, una “Perturbación del lenguaje que consiste en repetir involuntariamente una palabra o frase que acaba de oír o pronunciar él mismo”).

En este punto comenzó el camino que transitan casi todos los padres en busca de un diagnóstico preciso. 

“El primer diagnóstico de fausto fue sordera, le practicaron un estudio de potenciales evocados ( un profesor de la facultad de ciencias médicas) y solo con eso lo equiparon con audífonos”, comienza contando Mercedes. Audífonos que Fausto manoteaba y se quitaba.

Ese diagnóstico fue rebatido en la escuela para chicos hipoacúsicos a las que asistía Fausto.  “Allí me derivan al Hospital Italiano, donde dé acuerdo a un protocolo de estudios, nos dan el diagnóstico”  Fausto tenía tres años cuando Mercedes dio con la tecla: su hijo tenía autismo.

“De allí un derrotero de consultas hasta dar con El Dr Plebst, el centro educativo Terapéutico de Fleni en Escobar” 

De a poco, Fausto comenzó su educación escolar, algo que le provocó no pocos dolores de cabeza en forma de amparos judiciales para que su hijo fuese aceptado en las escuelas comunes. Pero sus progresos eran notables: a los 8 años comenzó a hablar, y de a poco desarrolló una de sus pasiones: la música. “Fausto toca el piano, estudió en el conservatorio y tiene oído absoluto”,cuenta su mamá. O sea: Fausto, al igual que Charly García, puede reconocer una nota musical sin otra referencia que su sonido. El fantasma de la sordera quedó enterrado para siempre al descubrir una cualidad casi única.

Curso la educación media en el Colegio Técnico Albert Thomas de La Plata, donde Mercedes reconoce el papel del director Jorge Mattia (ciudadano ilustre de La Plata) y de sus compañeros de Fausto que “fueron voluntarios solidarios que lo acompañaron en sus terapias y fueron parte para su recuperación! Fueron lo más!”

Tras terminar la secundaria, donde además se fue de viaje de egresados con sus compañeros Fausto, al igual que todos los chicos de su edad, quiso seguir estudiando. Así fue como en 2013 entró a la Universidad Nacional de La Plata para cursar la carrera de Informática, siendo el primer joven con autismo en ingresar a una universidad pública en la Argentina. Estudió dos años Informática, pero luego se pasó a la Facultad de Bellas Artes, dentro de la misma Universidad de La Plata, para estudiar Diseño Multimedial. “A él le encanta armar y desarmar computadoras e instalar software, pero también hace muchas cosas de diseño gráfico y multimedia, por eso decidió cambiar de carrera. Las materias prácticas las rinde como todos, y las que implican más comprensión de texto y lenguaje, las más teóricas, las rinde por unidad”, explica Mercedes, que tiene muy claro una visión de cómo se deberían tratar casos como el de Fausto en el área educativa: “Habría que preguntarse por qué las carreras pedagógicas casi no tienen materias que formen a los futuros docentes para atender a personas con discapacidad. Creo que ahí hay una deuda”. 

La vida de Fausto llevó a Juan Manuel Repetto, periodista y divulgador científico, a filmar un documental en 2015 llamado Fausto también, que refleja todo su periplo para ingresar a la Universidad. Un filme modesto y sensible, que da cuenta de una hazaña más en una vida que sin dudas merecía quedar inmortalizada en una película. O, para ponerlo en palabras del crítico Diego Battle en La Nación  "La película demuestra que el camino no es fácil, pero cuando el propio protagonista, sus seres queridos y un equipo interdisciplinario (médicos, terapeutas, docentes y responsables de la universidad) aborda un caso de estas características con perseverancia y amplitud de criterios, la inclusión y la integración son posibles”. Que así sea.



Mercedes es psicóloga y creó en el 2014 la fundación FAUSTO TAMBIEN, con el objetivo de visibilizar la problemática de inclusión laboral en personas con autismo. El film toma el mismo nombre. 

Más info: www.faustotambien.org.ar

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