Greta, en la mira de los haters
hace 55 meses.

Para algunos es una líder de la lucha contra el cambio climático. Para otros una nena ignorante y manipulada, a la que convirtieron en blanco de brutales comentarios para desacreditar una lucha más que válida.


Hace casi dos años que esta adolescente decidió dejar de asistir a la escuela los viernes para sentarse, sola, frente al parlamento sueco, con un cartel que decía “huelga escolar por el clima”.  La iniciativa comenzó a extenderse como un reguero, y surgió un movimiento llamado Fridays for Climate que llamaba a faltar a clase para manifestarse por la crisis climática. A la par, crecía la fama y el liderazgo de Greta Thurnberg. 

El lunes esa misma chica dió un agresivo discurso en la ONU que despertó casi tantos detractores como fans habia conseguido hasta entonces. 

Las redes se llenaron de comentarios bastante odiosos, haciendo foco en su condición de Asperger, en su corta edad, sobre su escaso conocimiento de la cuestión climática, sobre la manipulación que los adultos hacen de ella e indagando sobre los intereses que se ocultan detrás de la figura de Greta. Mas allá de los cuestionamientos, lo asombroso es el nivel de violencia en los comentarios hacia una chica de 16 años. 




¿Qué fue lo que hizo que de un día para el otro, esta chica comenzara a ser objeto de los haters en lo que alguien dió en llamar “bullying global”?

Podemos discutir si está siendo o no manipulada, y preguntarnos que intereses se esconden detrás de la lucha que ella representa. Sería de necios negarlo. De hecho, si los medios y organizaciones que la apoyan no hubieran puesto sus ojos en ella y la hubieran patrocinado, lo más probable es que Greta siguiera sentada en la vereda del parlamento con su cartelito escrito con fibrón. 

También podemos darnos el lujo de dudar si ella está específicamente capacitada para hablar científicamente sobre el cambio climático.  Probablemente no, como tampoco deben estarlo muchos de los que tienen un título colgado detrás de su escritorio. 

Pueden no gustarnos sus modos y la agresividad de su discurso. Incluso podemos no estar de acuerdo con su “huelga de los viernes”.  Casi ninguno de nosotros no se lo permitíramos a nuestros hijos, por más atractiva que suene la iniciativa. 

Si vamos un poco más lejos, alguién puede estar en su derecho de decir que Greta no le cae tan “simpática” como al resto del mundo y que es producto del marketing verde y de todo lo que es “políticamente correcto”. 

Lo que no podemos hacer es negar que la cuestión climática es urgente. Nos guste o no, Greta (y el marketing que la acompaña) lograron visibilizar esa problemática y volverla una causa masiva para los adolescentes, una población por lo general apática. 

Y lo que tampoco deberiamos es argumentar sin saber acerca de su condición de Asperger. Por empezar, no “sufre” Aspereger, ya que no es una enfermedad si no una condición. Las personas con Asperger suelen tener intereses reducidos, pero a esos intereses les ponen el 100 % de su atención. Y tienen una estructura de pensamiento lineal, que se traduce en los discursos de Greta: algo está mal, y tenemos que solucionarlo. No existe otra opción.

“Mi diagnóstico me ha limitado antes. Antes de empezar la huelga escolar no tenía energía, ni amigos y no hablaba con nadie. Me quedaba en casa sola, pero ahora ya encontré un sentido en un mundo que a veces parece superficial para tanta gente”, respondió Greta ante los primeros ataques "Soy muy directa, digo las cosas como son”, 

Y eso, molesta. Quizás ahí radique la respuesta a nuestra pregunta original: lo que ha despertado la reacción de los haters es nuestra ignorancia. Todo lo desconocido, no nos gusta, o nos da miedo.


Les recomendamos este video de Greta, "Esto no es un simulacro" 


 

 

¡Comparte la noticia con tus amigos!



Comunicate con nosotros