El UPD y el consumo excesivo de alcohol
hace 49 meses.

Origen, problemáticas y posibles soluciones del último primer día de los estudiantes secundarios. Las alarmantes cifras del consumo de alcohol entre menores.


Por Pablo Strozza


Según cuenta la leyenda, la ceremonia empezó hace más o menos una década, en la provincia de Mendoza. La idea era simple: la noche anterior al arranque del ciclo lectivo, una reunión de los alumnos de quinto año para festejar el comienzo de su último año en el colegio secundario. El plan se completaba con una fiesta, con pasar la noche despiertos e ir a la mañana siguiente al colegio sin haber dormido. Y así fue como a ese meeting se lo comenzó a conocer como Ultimo Primer Día, o más aún, por su sigla de clara e inequívoca connotación gremial: UPD.

 

Y así fue como, gracias a la multiplicación exponencial de la información que proponen a través de Internet las redes sociales, el UPD pasó a ser parte del paisaje cotidiano de los adolescentes, en una suerte de nuevo rito de iniciación. Y, de esta manera, comenzaron los excesos: que ruidos molestos por acá, en el caso de que los festejos fueran en una plaza pública (una de las modalidades). Que pirotecnia por allá. Que suciedad en las calles del vecindario en cuestión por un lado. Que actos de vandalismo por otro. Y todo matizado por un denominador común: la ingesta en exceso de bebidas alcohólicas por parte de menores que, si se aplicara la ley, ni siquiera las podrían comprar en almacenes o supermercados. Ingesta que, en muchísimos casos, termina en intoxicaciones que han llegado hasta el coma alcohólico.

 

Las cifras oficiales al respecto, del Observatorio de Adicciones de la Defensora del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires, son alarmantes.

En una encuesta realizada en escuelas de gestión pública y privada del Gran La Plata, con una muestra de  632 niños, niñas y adolescentes, arrojó como resultado que casi el 70% de  los consultados entre 12 a 14 años habían consumido alcohol alguna vez. Y cuando la muestra se extendía a los 17 años, la respuesta positiva sobre el consumo llegó al 88,2%.

 

Asimismo uno de cada diez encuestados  dijo que consume alcohol a diario y/o entre semana, y más del 25% dijo que lo hace durante los fines de semana.

Y uno de cada cinco consultados afirmó beber cinco o más tragos en una misma ocasión. Este volumen los ubica dentro del patrón de Consumo Episódico Excesivo de Alcohol.

 



A través de la aplicación del Test de Crafft,  el 42% del universo estudiado reconoció haber manejado en estado de ebriedad o haber viajado en un automóvil conducido por alguien que había consumido alcohol o drogas ilegales. Un dato terrorífico en la Argentina, un país donde, según las estadísticas oficiales, los accidentes de tránsito representan la primera causa de muerte en menores de 25 años.

 

Por este motivo es que el UPD, según Walter Martello (defensor adjunto, y al frente del Observatorio)  debe ser afrontado tanto desde los colegios como desde las familias. “El UPD debe trabajarse durante todo el año con propuestas y metodologías que estén en la planificación anual de las instituciones escolares. Además, debería formar parte de los acuerdos institucionales de convivencia, de modo que se reafirme la responsabilidad colectiva en torno a las prácticas de cuidado para este día”, señaló el funcionario.

 

El UPD llegó para quedarse, e intentar prohibirlo es, ya se sabe, contraproducente. Queda en los mayores (padres y profesores) la charla con sus hijos y educandos para que lo que es un festejo lícito no pase a ser una bacanal inmanejable. De todos depende que esto último no ocurra.

 

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