A la brecha salarial, se le suma la mayor carga horaria dentro y fuera del trabajo. La pandemia aumentó las tareas domésticas, escolares y de cuidado que recaen sobre las mujeres.
Un estudio de tres agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) arrojó con resultado que las mujeres que cumplen tareas sanitarias integran uno de los grupos más vulnerables frente a la grave crisis provocada por la pandemia de coronavirus y señaló que en la Argentina más de 760 mil trabajadoras batallan contra la pandemia y enfrentan los mayores riesgos.
“Las trabajadoras de la salud son un pilar estratégico en la respuesta a la crisis, pero también son las más vulnerables en la Argentina”, afirmó el informe, que detalló que 1 de cada 10 mujeres ocupadas cumple tareas en la actividad.
Un 70 por ciento del espacio sanitario está integrado por mujeres, quienes tienen "una elevada exposición al contagio y considerables costos físico-emocionales".
"Esas mujeres realizan una tarea esencial, en el contexto de fuertes desigualdades económicas, laborales y profesionales que es preciso revisar de forma exhaustiva", señalaron Sol East (Unfpa), Tim Laurence (ONU Mujeres) y Elva López Mourelo (OIT Argentina), responsables del nuevo informe.
A esto se le suma una sobrecarga de trabajo en las mujeres: a raíz de la pandemia, las trabajadoras de la salud deben hacer frente, no solo a jornadas más largas de trabajo, sino también a una mayor carga de trabajo no remunerado en el hogar.
En circunstancias normales, las trabajadoras de la salud realizan casi una hora más por día de trabajo doméstico no remunerado en comparación con sus colegas varones.’
Pero el cierre de colegios y otros espacios de contención, más el hecho de que el aislamiento redujo la posibilidad de contar con ayuda extra en casa, hizo que las mujeres inviertan más horas en tareas domésticas, escolares y de cuidado en sus hogares.
Un 48 por ciento de las trabajadoras de la salud son jefas de hogar, lo que multiplica la carga de tareas de cuidado, sostuvo el estudio, que afirmó también que existen déficits de seguridad y salud laboral, jornadas más extensas y mayor volumen de tareas, estrés y riesgos psicosociales que impactan en la atención.
También revelaron que la pandemia profundizó asimetrías y brechas históricas, como la informalidad -del 20,4 por ciento en mujeres frente al 14,7 en hombres- y la diferencia salarial, e indicaron que las trabajadoras no registradas tienen nula o muy baja cobertura en derechos, como "la protección por accidente o enfermedad profesional, obra social y licencia por enfermedad", añadieron.
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