Por primera vez en la historia cuatro equipos de un mismo país disputarán las finales de la Champions League y la Europa League. Como un país que estuvo en lo más bajo de la consideración mundial es, hoy, una de las más grandes potencias del balompié europeo y mundial.
Por: Pablo Strozza
Primer acto, 29 de mayo de 1985, Estadio Heysel de
Bruselas, Bélgica. Durante la previa a la final de la Copa de Clubes Campeones
de Europa (actual Champions League) entre Juventus y Liverpool, una avalancha
provocada por los hooligans (barras bravas) del equipo inglés contra los
hinchas italianos provocó una masacre en la que murieron 39 aficionados (32
italianos seguidores de la Juventus, cuatro belgas, dos franceses y un
británico) y hubo 600 heridos. Por este hecho, la UEFA sancionó a los clubes
ingleses con la prohibición de poder disputar competiciones europeas durante
cinco años. Al Liverpool se le infirió la misma prohibición, pero por diez
años.
Segundo acto, 15 de abril de 1989, Estadio Hillsborough
de Sheffield, Inglaterra. Antes de la semifinal por la Copa de Inglaterra que
debían disputar el Nottingham Forest y el Liverpool, la decisión policial de
abrir las puertas de la tribuna para el acceso de los fans del Liverpool
produjo una avalancha contra el alambrado del estadio que provocó la muerte de
96 personas, más 766 heridos. La policía buscó responsabilizar a los hinchas,
pero años después se supo que fue su accionar la que provocó la tragedia.
Tercer acto, 9 de mayo de 2019. Las victorias del
Arsenal y el Chelsea en la Europa League (antes conocida por Copa de la UEFA),
sumadas a las del Tottenham y el Liverpool, provocaron un hecho inédito: que
haya cuatro equipos ingleses disputando las dos finales de las copas europeas
de fútbol más importantes de la historia.
Pero antes de preguntarnos como se llama la obra,
mejor pensar en cómo el fútbol inglés se transformó de ser el más acabado
sinónimo de paria a ser el más importante y atractivo del momento.
Tras la Tragedia de Hillsborough, el gobierno de
Margaret Thatcher decidió tomar cartas en el asunto y erradicar de una vez y
para siempre a los hooligans. De esa decisión política se desprendió el
denominado Informe Taylor, que obligaba a los todos los estadios de fútbol
profesionales a eliminar las populares de pie, obligando a que esos lugares estuvieran
provistos de asientos. También se eliminaron los alambrados que rodeaban las
canchas, se recomendaba no vender bebidas alcohólicas, se explicaba cómo
mejorar los accesos y las salidas para evacuar rápidamente los estadios en caso
de emergencia, se priorizaba las ventas de abonos de temporada a socios por
sobre la venta de entradas en el día a quienes no lo eran y se instalaron
cámaras de video por cuestiones de seguridad, entre otros aspectos.
Los hooligans fueron eliminados, pero al mismo tiempo
el fútbol dejó de ser un deporte popular: los precios de las entradas
aumentaron para que los clubes pudieran afrontar los gastos de las reformas de
los estadios (que en muchos casos incluyeron préstamos por parte del Estado) y,
también, para alejar a los sectores menos pudientes, caldo de cultivo en el
Reino Unido para sus barras bravas. De esa forma la violencia, hoy, está casi
erradicada del fútbol inglés.
La otra causa fue la creación de la Premier League
en 1992, una vez que se cumplió la prohibición a los clubes ingleses de
disputar competencias continentales. Ahí entraron a jugar los sponsors y la TV,
que pusieron su grano de arena en forma de billetes al ver que los hooligans
eran parte del pasado. Y también los empresarios, que no dudaron en invertir
fortunas en compras de jugadores y contrataciones de DTs para sus clubes. Todo
ese combo hizo que la Premier League se transformara, de a poco, en el torneo
europeo más atractivo, dejando atrás al español, al italiano o al alemán.
Partidos que se resuelven en el último segundo, campos de juego impecables,
equipos que atacan y el tradicional fair play británico son algunos de sus
condimentos. Y así es como los éxitos europeos volvieron de la mano del
Liverpool, que en 2005 le ganó al Milán por penales una recordada final en
Turquía, en donde logró remontar una derrota parcial de 3 a 0.
La actualidad es historia conocida: solo basta con
ingresar a cualquier diario de cualquier parte del mundo. Pero los milagros no
vienen solos, tardan tiempo y muchas veces son anticipados por hechos
espantosos. El póker de equipos ingleses en las finales de la Champions y la
Europa League llevó años y medidas impopulares. Un ejemplo para imitar en
nuestro país, que es motivo de otra nota similar, pero que no es esta.
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