La historia del Gasómetro, de cómo se perdió y cómo se recuperó, en primera persona.
Por: Pablo Strozza
“El Gasómetro era un jalón de Buenos Aires. Era una institución porteña. Entonces la Avenida La Plata tenía jardines en el centro, arboledas que daban sombra a los bancos románticos, y en los árboles nidadas de pájaros cantores que le daban su música y su alegría al contorno. Era antes de que llegara el progreso, con ese ciego impulso destructor de las cosas hermosas, que so pretexto de abrirle la calle a los camiones le pasó el rodillo a los jardines y segó su bellísima, orgullosa arboleda, a golpes de hacha. Entonces, en aquel tiempo lindo, por sus dos senderos circulaba el tranvía eléctrico ida y vuelta. La vida era simple y era grata”. Así describía a las inmediaciones del Gasómetro (apodo que recibió la cancha del Club Atlético San Lorenzo de Almagro, ubicada en Avenida La Plata al 1700) el periodista uruguayo Diego Lucero en un artículo que escribió para la revista El Clásico, reproducido en Memorias del Viejo Gasómetro, de Enrique Escardé”.
El apodo vino
por la forma que tenía la cancha al verla desde la calle y por el vapor que procedía
de la gente que poblaba sus tribunas de tablones. Tenía una capacidad de 75 mil
personas, fue inaugurado en 1916 e iluminado en su totalidad en 1936. Más allá
de los partidos de fútbol que vieron brillar a cracks azulgranas como Lángara, Farro,
Martino, Pontoni, Scotta, Telch, Villar o Ayala, el Gasómetro tuvo sus días
históricos en otras especialidades, deportivas o no: allí se realizó la pelea
por el título mundial de boxeo peso mosca que protagonizaron Pascual Pérez y el
galés Dai Downer en 1957; fue sede de los famosos bailes de carnaval y testigo
del crecimiento del atleta Delfo Cabrera, medalla de oro en la maratón de los
Juegos Olímpicos de Londres 1948 y socio del club, y sede de la actuación del
guitarrista Carlos Santana en octubre de 1973.
En los años 60, San Lorenzo recibió por parte de la
municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires las tierras del Parque Almirante
Brown en el Bajo Flores, y comenzó a gestarse la idea de una Ciudad Deportiva y
de un estadio de cemento entre algunos pocos dirigentes de la institución. El Gasómetro
no tuvo ampliación ni remodelaciones. Y el tiro final ocurrió en 1979: la
última dictadura militar intimó a San Lorenzo con la apertura de la calle
Avellino Díaz, que cortaba la cancha en dos partes desde la entrada principal
de Avenida La Plata, con el proyecto de la construcción de viviendas populares.
El 2 de diciembre de ese año San Lorenzo y Boca Juniors jugaron el último
partido en la cancha: terminó 0 a 0 y Hugo Gatti le contuvo un penal a Hugo
Coscia. La cancha desmanteló de manera completa en 1982, sin que ninguna de las
obras pautadas se llevara a cabo. La cadena de supermercados francesa Carrefour
adquirió el terreno y montó allí un enorme negocio, mientras San Lorenzo peregrinaba
por distintos estadios de la ciudad para hacer las veces de local en los
partidos de primera división. Vélez Sarsfield, Ferro Carril Oeste, Boca y hasta su archirrival Huracán
fueron algunos de los clubes que le alquilaron sus canchas al Ciclón.
El 16 de diciembre de 1993 San Lorenzo inauguró el
estadio Pedro Bidegain, alias el Nuevo Gasómetro, en el Bajo Flores con un
amistoso frente a la Universidad Católica de Chile. Los hinchas más
acérrimos no se resignaron con esta nueva cancha: había que volver a Avenida La Plata. En el
año 2008 se presentó en la Legislatura porteña el proyecto de ley de
Restitución Histórica del predio donde se erigía el viejo Gasómetro, debido a
la no apertura de la calle Avellino Díaz y a la mal venta de los terrenos a
Carrefour. Al mismo tiempo, varios hinchas comenzaron a comprar las casas
lindantes al terreno. Cuenta la leyenda que Viggo Mortenssen compró una de las viviendas.
Y la esquina de Avenida La Plata y Las Casas, al lado de la sede del club, fue cedida
a San Lorenzo tras resolver un problema de escrituras. La reposición al club de
la propiedad de la calle Salcedo al 4200 fue el inicio del regreso. Y la
Subcomisión del Hincha de la mano del historiador Adolfo Res, junto con la
página web De Boedo Vengo, fueron los fogoneros para que esa idea pasara a ser
una posibilidad real.
El 8 de marzo de 2012, 100 mil hinchas de San
Lorenzo se movilizaron a la Plaza de mayo para exigir a los legisladores
porteños la aprobación de la ley de Restitución Histórica. Y el jueves 15 de
noviembre del mismo año, por unanimidad, la Legislatura aprobó la ley. Para adquirir
los terrenos y poder pagarle a Carrefour se le pidió a los socios que compraran
un metro cuadrado del predio, y de esa manera adquirir un estatus mayor dentro
de la numerosa masa societaria de la entidad. Marcelo Tinelli, vicepresidente
del club, compró 500 metros y el presidente Matías Lammens 10, al igual que el
ídolo azulgrana Leandro Romagnoli. La forma recuerda a la pared de azulejos que están
en el Nuevo Gasómetro, con los nombres de los simpatizantes que también
ayudaron a la financiación de esa cancha del Bajo Flores.
Así fue como se llegó al 1° de julio de 2019. San Lorenzo ya es, nuevamente, propietario de los terrenos de Avenida La Plata, donde se erigía el Gasómetro. Para construir el estadio (que se rumorea que tendría capacidad para 45 mil personas sentadas, sería todo techado y albergaría también un colegio, un centro comercial y una biblioteca) hace falta una ley más: la ley de Rezonificación, que volvería a poner a esos terrenos con un estatus edilicio similar al que tenían en 1979. Pero para eso falta. Ayer 70 mil personas festejaron, sin un solo disturbio, el regreso a Tierra Santa con shows del Coro Kennedy, Fuerza Bruta, Néstor en Bloque y Vicentico; y textos alusivos recitados por los periodistas María O’Donnell y Rodolfo Barili. Las lágrimas de Florían Fermandez Capello abrazado a su padre Vicentico tras tocar “Vasos vacíos” y escuchar la adaptación tribunera de la hinchada, uno de los hits que suele sonar cuando juega San Lorenzo, fue la mejor postal que reflejó la emoción que se vivió ayer en el barrio de Boedo. ¡Volvimos!
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