La historia de la formación de su West Eastern Divan Orchestra, conformada por miembros israelíes y palestinos, como una forma de acercamiento entre ambos pueblos, y con la música como fuente de unión.
Daniel Barenboim es, sin ninguna duda, uno de los
argentinos más importantes del mundo. Un currículum vitae incompleto suyo
incluye su debut como pianista clásico se dio a los diez años de edad en el
Mozarteum de Salzburgo, y una figura que desde ese entonces no hizo más que
crecer, ya sea como intérprete (Beethoven, Mozart y Brahms son sus favoritos) y
como director de orquesta (Wagner, Mozart y Elgar se destacan entre sus
grabaciones). Fue director de la Orquesta Sinfónica de Chicago, y desde 2000 la
Staatskapelle de Berlín lo nombró como su director de orquesta de por vida.
Como argentino, Barenboim siempre buscó la
integración entre aquellos pueblos con diferencias políticas. Su obra siempre
tuvo a la paz como función primera más allá de cualquier signo político o
religioso. Este fue el motivo por el cual, en 2001, dirigió la Staatskapelle en
la representación de la ópera de Wagner Tristán e Isolda en el festival de
Israel celebrado en Jerusalén. Fue llamado pronazi y fascista por algunos de
los presentes, dada las conocidas simpatías que Adolf Hitler tuvo con la música
y los escritos del compositor romántico alemán. Asimismo, en el mismo evento, Barenboim
iba a interpretar el primer acto de La Walkiria de Wagner con tres cantantes,
entre ellos Plácido Domingo. Pero las protestas de los supervivientes del
holocausto nazi y del gobierno israelí forzaron a la organización del festival
a buscar un programa alternativo. Pese a estar en desacuerdo con esa decisión,
Barenboim cambió a Wagner por composiciones de Schumann y Stravinski. Pero al
terminar el concierto, Barenboim le dijo a la asistencia que en el bis iba a
interpretar una pieza de Wagner, e invitó a aquellos de los presentes que
tuvieran alguna objeción a que abandonaran la sala. Una cerrada ovación
concluyó este episodio.
Dicho incidente, sumado a la amistad de Barenboim
con el escritor estadounidense de origen palestino Edward Said (autor del
famoso libro Cultura e imperialismo y de numerosos ensayos sobre música clásica
al ser él mismo pianista), llevaron a ambos a promover la creación de la West
Eastern Divan Orchestra, conformada por músicos israelíes y palestinos. Por
dicha iniciativa Barenboim recibió los Premios Asturias y Fundación Wolf de las
Artes de Jerusalén. Pero estas distinciones quedan opacadas por el
ofrecimiento, por parte del gobierno palestino, de aceptar de manera honoraria
la ciudadanía de ese país y transformarse en la primera persona en el mundo
entero en poseer nacionalidad israelí y palestina al mismo tiempo. Y, como
frutilla del postre, la candidatura en el año 2011 al Premio Nobel de la Paz
por todas estas iniciativas.
Desde ayer, y hasta el 8 de agosto, en el CCK, se realizará una nueva edición del Festival Barenboim, con programas que incluirán a la genial Martha Argerich y a la West Eastern Divan Orchestra, como también presentaciones solistas del Maestro. Más allá de la excelencia de su música y su interpretación, un buen momento para contribuir y engrandecer la obra y la vida de un luchador por la paz. Más información al respecto en la página web del CCK.
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