El viernes 20 de agosto de 2018 Greta Thunberg, una joven sueca de 16 años, tomó una decisión, apoyada por sus padres Malena (una cantante de ópera) y Svante (un reconocido actor escandivavo): debido a la intensa ola de calor que azotaba su país y que provocó decenas de incendios forestales, todos los viernes ella no iba a ir a su colegio e iba a protestar hasta las elecciones que se celebrarían en septiembre para que el gobierno de su país redujera las emisiones de carbono en base a lo establecido en el Acuerdo de París. Greta, entonces, todos los viernes se paró frente al Parlamento sueco con un cartel que decía “Huelga escolar por el clima”.

Tras las elecciones, la protesta de Greta continuó, e inspiró a otros estudiantes de su edad a imitarla, en su país y en todo el mundo. De esta forma nació el movimiento Fridays For Future, para alentar a los líderes mundiales a tomar medidas respecto al cambio climático que vive la Tierra. Greta fue convocada a brindar una charla TEDx en Estocolo, y allí sorprendió con una revelación: “Hace años fui diagnosticada con síndrome de Asperger, TOC y mutismo selectivo. Eso significa que solo hablo cuando creo que es necesario. Y ahora es uno de esos momentos. Creo que, en muchos sentidos, los autistas somos los normales y el resto de la gente es bastante extraña, especialmente cuando se trata de la crisis de sustentabilidad, donde todos siguen diciendo que el cambio climático es una amenaza existencial y el problema más importante de todos y, sin embargo, todos continúan como si nada ocurriera”. La revelación de su condición acentúo su reclamo: “Hemos estado hablando durante treinta años y vendiendo ideas positivas. Y, lo siento, pero no funciona. Porque si hubiera sido así las emisiones (de carbono) habrían bajado, pero no lo han hecho”.

Esta charla TEDx hizo que Greta fuese convocada a hablar en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2018 (COP24), que se estaba celebrando en la ciudad polaca de Katowice. Sus discursos cada vez obtenían más amplificación, y así desfiló por el Foro Económico Mundial de Davos (donde fue acompañada por Bono, el cantante de U2), el Comité Económico y Social Europeo y fue la voz cantante, el 15 de marzo de este año, de la Marcha Mundial contra el Cambio Climático, que se llevó a cabo en 123 países con 2000. Esta marcha congregó entre 1.5 y 2 millones de personas en todo el mundo, y contó con el apoyo de 12 mil científicos alemanes, suizos y austríacos. Greta, por su parte, se dio cuenta que nada era mejor que predicar con el ejemplo, y tanto ella como su familia se volvieron veganas y dejaron de viajar en avión, como una forma de reducir las emisiones de carbono que producen el efecto invernadero que daña nuestra atmósfera.

El accionar de Greta hizo que esté nominada al Premio Nobel de la Paz, y que haya sido mencionada por la revista Time como una de las 100 personas más influyentes del mundo entero. “Estamos en el inicio de una crisis climática y ecológica y necesitamos llamarla por su nombre: una emergencia”: eso se puede escuchar en su voz en Notes on a Conditional Form, el nuevo disco de The 1975 (la nueva gran banda del rock inglés), que la convocó para que su mensaje pueda llegar a más oídos. Las regalías de su participación en el disco serán donadas al movimiento social Extinction Rebellion, que tiene como objetivo influir sobre el gobierno de Gran Bretaña y las políticas medioambientales globales. La gesta de Greta Thunberg recién empieza, y nos brinda una gran esperanza ante el futuro, en función a la concientización tanto del cambio climático como a todo lo que un joven con trastornos de conducta puede llegar a hacer con sólo proponérselo.