Ni una migrante menos
hace 51 meses.

El 10 de enero se estableció como el día de la Mujer Migrante, en memoria de Marcelina Meneses, una mujer boliviana arrojada de un tren en movimiento con su hijo en brazos.


El 10 del 2001, Marcelina Meneses viajaba en un vagón del ex ferrocarril Roca con su bebé de 10 meses, Josué. Había subido en Ezpeleta y viajaba hacia Capital. Tenía turno con un pediatra del hospital Finochietto. Además de su bebé, Llevaba en sus brazos algunas bolsas con las que rozó a un pasajero antes de llegar a la estación Avellaneda. Este pequeño roce despertó un aluvión de insultos xenóbos, primero del pasajero en cuestión y automáticamente replicados por muchos otros que se encontraban en el vagón. 

Marcelina era boliviana. Era mujer, era pobre y era inmigrante en un país que se jacta de tener sus brazos abiertos para todos aquellos hombres y mujeres que quieran habitar en suelo argentino. 

En Avellaneda, justos al momento de arrancar, en un confuso episodio Marcelina y su bebé terminan cayendo entre el tren y los rieles. 

Insólitamente, el tren siguió su recorrido, los pasajeros también... pero alguien vio todo y tuvo el sentido común (y el don de gente) de ir a hacer la denuncia. 

En la comisaría de Avellaneda tomaron la denuncia. Recogieron los cuerpos de Marcelina y su bebé. La causa abierta como accidente incierto terminó siendo archivada y el hecho sigue impune. 


Desde el 2012, la ciudad de Buenos Aires estableció el 10 de Enero como el día de la mujer migrante. Por Marcelina, por su hijo de 10 meses y por todas las mujeres migrantes (muchas veces pobres y solas). 

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